‘La década perdida del empleo’

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Autor: Vanguardia

Aunque entre enero y abril se pasó de tener 70 mil desocupados a 82 mil por el efecto pandemia, la precariedad del Mercado Laboral en la región viene de tiempo atrás, debido a las falta de planes de gobierno departamental y municipal.

En los históricos, Bucaramanga y su área metropolitana han resaltado por sus bajas tasas de desocupación, que se ubican por debajo del promedio nacional y dentro de las cinco ciudades con los menores indicadores. A pesar de esto, para los expertos son indicadores que aún son altos para una urbe como lo es la ‘Ciudad Bonita’.

Aunque en la última década la Tasa Global de Participación (personas disponibles en el Mercado Laboral) se ha mantenido estable, según explica Héctor Julio Fuentes Durán, consultor investigador económico del Instituto de Estudios Interdisciplinarios y Acción Estratégica para el Desarrollo de la Universidad Industrial de Santander, entre el 2010 y 2017 hubo una tendencia de crecimiento al pasar de 66,6% a 67,3%.

Sin embargo, en los últimos tres años empezó a disminuir, hoy es de sólo el 63,8% de la población.

“Esto significa que salieron del Mercado Laboral, ya sea porque algunos dejaron de buscar empleo o empezaron a estudiar u otras razones”, aclara Fuente Durán.

Una tendencia similar pasa con la Tasa de Ocupación, la cual pasó en el 2010 de 60,7% a 63,9% en el 2016. Desde entonces también ha disminuido y hoy sólo es el 52,4% de la población.

Correlacionado a esto dos indicadores, está la Tasa de Desocupación que ha ido aumentando con los años. Al inicio de 2010 el indicador se ubicaba sobre el 11,3% y aunque en los siguientes años mantuvo sus picos, logró estar a un dígito hasta el 2017. Este año, el desempleo volvió a repuntar, tanto que para el trimestre febrero-abril se ubicó en 14,5%, cifra que no se alcanzaba desde el 2007.

Aunque las medidas de aislamiento preventivo obligatorio implementadas por el Gobierno Nacional para evitar la propagación del COVID-19 incidieron a que el desempleo tuviera su pico más alto, no solo en la ciudad también en el país, para Fuentes Durán “la precarización del Mercado Laboral no se debe sólo a la pandemia, sino a una tendencia que viene de tiempo atrás. Los indicadores nos confirman que la TGP y la TO han tenido una tendencia negativa en la última década que se profundiza en marzo de 2020”.

En la última década, Santander ha sido gobernada por: Horacio Serpa Uribe (2008-2011), Richard Aguilar (2012-2015), Didier Tavera (2016-2019) y actualmente Mauricio Aguilar.

Mientras que en Bucaramanga los mandatarios fueron Fernando Vargas, Luis Francisco Bohórquez, Rodolfo Hernández y Juan Carlos Cárdenas, en este momento.

“Esta década ha sido perdida en temas de mejoramiento del mercado laboral, no en crecimiento ni la agenda económica”, precisa Fuentes Durán.

Planes a medias

Si bien cada mandatario ha implementado sus medidas para combatir este flagelo, las estrategias se han centrado en la reubicación de la informalidad y no en formalizar la economía.

Sumado a esto, otros centraron sus políticas de empleabilidad en sectores que generan gran demanda laboral, pero informal. Como dice Gerardo Martínez, doctor en ciencias políticas y politólogo santandereano, los gobiernos locales, desde su elección, tuvieron programas que en esencia trataron de formalizar el empleo, algunos con comercio y obras de infraestructura”, pero no fueron de calidad.

“Lucho (Luis Francisco Bohórquez) tuvo grandes obras de infraestructura que generaron empleos en construcción y persiguió a los vendedores ambulantes, no cambio en nada la dinámica. En el caso de Rodolfo, se dedicó a hacer política y siguió en la misma línea, en obras de construcción”, asevera Martínez.

Pero lo más adverso ha sido que muchos proyectos que vienen de orden nacional con el objetivo de orientar las políticas hacia la generación de empleo no se implementaron.

Según Fuentes Durán, en el 2014, año en el que gobernaba Richard Aguilar, se formuló el programa Plan Departamental de Empleo, con el que se buscaba orientar las políticas hacia la generación de empleo.

“Ese plan fue impulsado por el Ministerio de Trabajo, pero no fue tomado tan en serio por los mandatarios. Se adoptó, pero no con políticas fuertes”, aseguró.

Para Juan Pablo Remolina, director de ProSantander, el dramático aumento del desempleo tiene efectos inminentes que pueden ser catastróficos a nivel social, económico y político.

Desde el ámbito social, explica Remolina, genera pobreza y aumento de la población vulnerable, lo que significa que las condiciones de muchos hogares en materia de vivienda, acceso a servicios públicos, educación y salud, entre otros, se verán desmejoradas. Además de que exista mayor inseguridad.

Desde el aspecto económico, esto significa una disminución de la demanda.

“Lo que hace que haya menos capacidad de gasto y por lo tanto, una lenta reactivación económica”, precisa Remolina.

Pero esto no es lo único que inquieta, ya que fenómenos como esto ocasiona una disminución del nivel de productividad de las empresas.

La informalidad, otra problemática

Si bien en la última década la tasa de informalidad ha bajado, sigue ubicándose por encima del 50%. En el 2010, de acuerdo con los datos del Dane, la proporción de trabajadores no formales en la ciudad era del 61,6%. Las últimas estadísticas muestran que es del 56,1%. Esto quiere decir, que de cada 100 ocupados que hay en Bucaramanga y su área metropolitana, 56 no cotizaban a salud y pensión.

“Las ciudades con altas tasas de informalidad, como sucede con los municipios del Área Metropolitana de Bucaramanga, son más vulnerables”, afirma Remolina.

Aunque las ramas económicas que demandan mayor empleo en el departamento son Comercio, hoteles y restaurantes, con 33%; Servicios comunales, con 20%, e Industria manufacturera, con 17%; al tiempo, son las que generan más informalidad laboral.

“Con el tiempo, industrias como el calzado, marroquinería, cuero y joyería, que son generadores de grandes empleos en la ciudad, empezaron a promover un trabajo en casa. Es decir, a sus empleados les envían labores para realizar en casa y pagan por tarea realizadas. Es una informalidad formal”, reitera Martínez. Sin embargo, esta modificación en el tipo de empleabilidad, llevó a que los empleados de este sector perdieron las prestaciones sociales. Otro factor que impulso la informalidad laboral.

Martínez considera que en la ciudad los esfuerzos en el Mercado Laboral deben centrarse en grandes empresas de la región. “No ha llegado el alcalde que promueva de generación de empleo de grandes empresas, decían que acá estaban las grandes, pero eran burocracias”.

Hoy Cárdenas como Alcalde de Bucaramanga y Aguilar como Gobernador, así como los otros mandatarios del área metropolitana tienen un reto en lo que respecta al Mercado Laboral. Su desafío será mantener la ocupación pero a través de la formalidad. Algunos consideran que debe potenciarlo por medio de sectores económicos claves como el turismo, mientras que otros creen que se debe articular las entidades pública- privadas y la academia, así como centrar esfuerzos en los sectores como el calzado y manufactura, que concentran gran parte de la fuerza laboral.

“Tiene que ser el alcalde visionario que se eligió. Debe implementar todos los proyectos que quedaron a medias de sus antecesores”, puntualiza Martínez.

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